El estudio del material volcánico que ha sido generado durante erupciones pasadas permite reconstruir la historia eruptiva del volcán. “Esta información es fundamental para la evaluación y mitigación del riesgo volcánico en un volcán muy activo como es el caso de Colima”, dijo Abel Cortés, investigador del Observatorio Vulcanológico de la Universidad de Colima. Algunos de los habitantes cercanos al volcán desconocen su historia eruptiva, considerando que la montaña no ha presentado grandes erupciones recientemente: “El volcán no es peligroso”, “tengo muchos años viviendo aquí y no pasa nada” son algunos comentarios que hacen los habitantes de las comunidades. Abel Cortés, quien realiza estudios geológicos del Volcán Colima y además participará durante el Congreso Mundial de Ciudades en Volcanes 7, comentó que algunas zonas cercanas al Colima están asentadas sobre flujos de piroclásticos provocados por el Volcán y que, sin embargo, los habitantes no tienen conocimiento sobre ello. Las investigaciones en la tierra permiten conocer hasta qué zonas pueden llegar las rocas de una erupción así como la distancia que pueden alcanzar los lahares (flujos de lodo) durante una fuerte tormenta. Los lahares se producen cuando el material que arroja el volcán no se solidifica completamente, y al llover se desprenden fácilmente y bajan por los costados. Éstos pueden causar daño en el medio ambiente, ya que cubre tierras fértiles, además sepulta casas y edificios. Por ejemplo, durante el verano de 2006, las lluvias provocaron 19 lahares en las barrancas de la Lumbre, Montegrande, San Antonio y la Arena debido a la acumulación de lluvia. El estudio geoquímico de las rocas revela la concentración de los elementos que componen el magma: “En el caso del Volcán de Colima, el contenido de cuarzo (SiO2) en el magma que ha emitido en sus erupciones después de 1913, muestra un ligero descenso, lo cual podría influir en una erupción menos explosiva en caso de que en el futuro llegara a presentarse tal siniestro”, explicó Abel Cortés. |