La Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias y la Escuela de Mercadotecnia trabajan en el desarrollo de un tecno-parque agrícola, proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), con el que se busca que los investigadores ayuden a los pequeños productores a ser competitivos y productivos.

Salvador Guzmán González, director de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, y quien encabeza el proyecto en el estado, comentó que este tipo de proyectos son importantes para que los productores aprendan nuevas formas de trabajo, ya que algunos de ellos “trabajan sus tierras con lo que creen que se puede cosechar o repiten lo que hace el resto de los productores. El problema llega al momento de comercializar el producto, porque no es en ocasiones redituable”, diagnosticó.

Para solucionar este problema se ha pensado en desarrollar el tecno-parque agrícola, en el que se sembrarán ocho hectáreas del mejor producto que arrojen las investigaciones de mercado, además de la creación de una empacadora, para comercializar tanto a nivel nacional como internacional. Además, servirá como laboratorio para que los productores aprendan técnicas de cultivo y exportación.

Aseguran que el proceso no es fácil, ya que tienen que convencer a los trabajadores para estudiar el mercado y después enseñarles nuevas técnicas de cosecha. “Tenemos que partir explicándoles que su producto debe cumplir la demanda de un mercado, porque no tiene sentido que produzcan y luego no se venda. Después tienen que aprender técnicas de cultivo y por ultimo comercializarlo”, comentó Juan Flores Preciado, catedrático de la Escuela de Mercadotecnia.

Es importante señalar, dijo Guzmán González, que la idea es producir agricultura de manera protegida mediante invernaderos; de esta forma, las hectáreas sembradas serán más productivas y se protege al cultivo de plagas y de las inclemencias del tiempo. “La cuestión de nutrición –añadió– también estará regulada así como la temperatura; se pretende trabajar con productos biológicos y llegar a una calidad total, para así cumplir con los estudios que demanda el mercado internacional”.

Félix Rogelio Flores, director de la Escuela de Mercadotecnia, agregó que de esta manera se evita el consumo inadecuado de plaguicidas y se protege al suelo, lo que ayuda al medio ambiente y sobre todo a la economía de los productores. “Si logramos cosechar las ocho hectáreas que se tienen planteadas, hablamos de que los productores tendrían un ahorro del 50 por ciento”, señaló.

El proyecto dio inicio en el mes de julio; “esperamos que dentro de un mes se haga el arranque oficial y a esperar durante tres años para ver cómo se desarrolla”, dijo Félix Rogelio Flores.

Los investigadores esperan que después de los tres años que dura el proyecto, el tecno-parque agrícola sea autosostenible y que esta experiencia se traduzca en el desarrollo de profesionistas de la institución.

Sin duda, “este tipo de experiencias benefician tanto a los investigadores como a la sociedad. A nosotros nos permite potenciar el capital intelectual; se formará una red natural de conocimiento para generar libros, artículos y modelos educativos, mientras que a los agricultores les enseña cómo producir mejor y a menor costo. Las ganancias serán para ellos”, dijo Juan Flores Preciado, profesor de Mercadotecnia.

Los investigadores creen necesario incluir otras escuelas que ayuden a fortalecer el proyecto, aunque para la etapa inicial están trabajando la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias y la Escuela de Mercadotecnia.

En este proyecto también participan los estados de Jalisco, Michoacán, Nayarit y Aguascalientes. Para iniciar con el sistema, Conacyt invirtió 50 millones de pesos, por lo que a cada estado le corresponden 10 millones de pesos.