“A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado”.

Dante Alighieri,
Divina comedia, ‘Infierno’.

Estas épocas han proliferado las ideas de renovar los diversos sistemas en los que nos desenvolvemos las personas, yendo desde las empresas privadas y públicas, las escuelas, hasta las instituciones religiosas, y en general, todos los lugares que son comandados por personas.

¿Qué tienen de especial estos cambios? Al parecer la imperiosa necesidad de que las personas renovemos nuestras maneras de sentir, con miras a comportarnos mejor, y en consecuencia a tener una buena vecindad, entendido como convivencia, así de sencillo, punto.

El practicar la arrogancia frente a usuarios de servicios, el desapego en el seno familiar, el egoísmo en el ámbito profesional, el interés y la avaricia por adquirir más y más bienes económicos y materiales, ha edificado nuevas personalidades y nos ha apartado de los demás, lo que nos ha convertido en personas ansiosas, depresivas, solitarias y hasta malévolas… para perjuicio individual con repercusión comunitaria.

Tenemos una gran responsabilidad con nosotros mismos, con nuestro corazón, con nuestras familias y personas que nos rodean, por lo que cada vez se suman teóricos y observadores del comportamiento humano, quienes apuestan por una mejora social, representada por cada, cada persona.

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¿Te atreves a vivir de nuevo? ¿Te atreves a imaginar un mundo en el que la paz y la armonía sea nuestra forma de vida?

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¡Habemos algunos que sí nos atrevemos!

Sharma, R. “El monje que vendió su ferrari”, una fábula espiritual. Debolsillo. Colombia, 1998.

Kabat-Zinn, J. “Mindfulness en la vida cotidiana”, donde quiera que vayas, ahí estás. Ed. Paidós. Barcelona, 2009.