Autor Mayra Inés Araiza Hernández
Un parto fisiológico es aquel en el que se ponen en marcha todos los mecanismos que la naturaleza tiene previstos para que nazca el bebé. En el parto fisiológico no existen las intervenciones médicas. Cuando el bebé y la madre comparten un embarazo saludable, el parto se inicia solo, transcurre solo y termina concretándose el nacimiento y posterior alumbramiento (se llama así a la expulsión de la placenta).
Podríamos decir que el parto tiene tres etapas: una fase inicial, una fase activa, y la fase final, que es el momento del nacimiento del bebé, llamada expulsiva. Durante la fase inicial suele perderse parte del tapón mucoso, pero también puede perderse antes, o después. A veces el trabajo de parto se inicia de repente, con la rotura de la bolsa de aguas.
La fase inicial es cuando comienzan las contracciones, pero estas contracciones no suelen ser dolorosas, ni tampoco demasiado rítmicas ni seguidas. Están, pero son “aburridas”. Pueden estar unos cuantos días, incluso. Su función es ablandar el cuello del útero. En un parto fisiológico no se medican. En un parto que se supone será intervenido, sí: para detenerlas (“si se detienen es que no son las de parto”) porque se las considera de falsa alarma. No conviene detenerlas, sino observarlas. Mientras sigan siendo de esas características, sigue siendo la fase inicial.
La fase activa es cuando inconfundiblemente las contracciones se organizaron. El útero, se lo tomó en serio, la oxitocina producida por el hipotálamo de la mujer comienza a aumentar, y las contracciones también. En frecuencia y en intensidad.
Estas contracciones comienzan a percibirse más intensas, más dolorosas. Estas son las contracciones uterinas que llevaran a la dilatación del cuello del útero para que el bebé pueda salir. El dolor sin embargo dura lo que dura la contracción: un minuto. Luego el organismo se relaja y el hipotálamo provee la recompensa: Endorfinas. Se pone en marcha la compensación a la actividad uterina, con producciones cada vez más intensas también de esta sustancia que provoca un estado de “bienestar con conciencia alterada” en la mujer. Ya no habla, no responde a las preguntas. Tampoco hay que hablarle. Solo estar atentos a sus gestos para brindarle lo que necesite: agua, algún trozo de fruta, algún toque suave para aliviarla, sostén para que pueda colgarse.
La mujer en este período busca la mejor posición para ella y su bebé. Optimiza sus energías al máximo para poder sobrellevar el momento. Por eso no habla, ni se ríe. Está totalmente introyectada, conectada con sus adentros. Si se logra mantener un clima de intimidad, oscuridad y bienestar en el ambiente, las contracciones quizá van a doler, sí, pero la mujer tendrá su dosis de calmante propio para poder continuar. En este momento la corteza cerebral, la parte que se ocupa de las funciones propiamente humanas (pensar, calcular, recordar) se apaga y deja lugar a la acción del hipotálamo, una parte primitiva del cerebro, común a todos los mamíferos.
La mujer se comporta igual que otras hembras en trabajo de parto, necesita oscuridad, protección, silencio. Si estas condiciones se interrumpen, con situaciones interpretadas como peligrosas (diálogos innecesarios, interrogatorio, normales por ejemplo en un ingreso a un centro asistencial), el cerebro detiene la producción de endorfinas, y segrega otra sustancia: adrenalina, presente en estados de alerta. La fisiología interpreta que no es seguro parir y detiene el proceso. Si esto ocurre, es probable que las contracciones se tornen más dolorosas, o que incluso se detengan, a veces por completos.
Sin embargo, si se retoman esas condiciones, vuelve el trabajo de parto y se reinicia el proceso.
Cuando el cuello del útero se dilató por completo, las contracciones cambian. Se vuelven diferentes, y viene el reflejo de pujo. Se podría describir como un deseo de empujar hacia fuera. Las contracciones ya no duelen. La mujer ya no teme que vengan, sino, que las desea, pues las ganas de empujar son irrefrenables. Está sacando a su bebé.
La mujer suele colocarse en posición cuclillas (conviene prepararse durante todo el embarazo para que el cuerpo responda en el parto), o en cuatro patas para mantener su comodidad y llevar a cabo la tarea con todo su cuerpo. La mujer espontáneamente jamás se acostaría de espaldas ni levantaría las piernas. Esa posición es horriblemente dolorosa y además riesgosa para su bebé, porque comprime la región aorta-cava, la fuente de sangre que va hacia su hijo.
La mujer entonces puja, cuando le viene el deseo, cuando viene la contracción. (Puede suceder que el profesional que la asiste observa que puede desgarrarse, y le indica que aunque venga la contracción-pujo, no haga fuerza. Fase final la mujer puede entonces soplar muy seguido, y perder la fuerza “por arriba”, hasta que pase la cabecita del bebé. Una o dos contracciones-pujo). A veces sale primero la cabeza, y el bebé rota para que el cuerpo salga después.
La madre lo toma, y lo recibe en sus brazos. El cordón umbilical sigue latiendo, mandándole sangre al bebé, toda la que le corresponde. Cuando el cordón se detiene, el bebé ya comenzó a respirar solo, sus pulmones se expandieron, probablemente sollozó, el sentido de su circulación se invirtió, su corazón mutó. Todo eso, mientras recibía los últimos aluviones de sangre oxigenada por su madre, en brazos de ella. El bebé abre los ojos, y mira serio. El cordón dejó de latir, y puede cortarse. La placenta sale un momento después, sobre todo si el bebé se pone a mamar. Genera otro aluvión de oxitocina, pero este momento no duele en absoluto.
EL PARTO POR CESÁREA
Este método quirúrgico se debe utilizar cuando la salud del bebé o de la madre corre peligro. Según los médicos, la cesárea es recomendable cuando haya:
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Problemas con el cordón umbilical. Existen situaciones en las que el cordón se queda dentro de la vagina o se enrolle por el cuello del bebé. Hemorragia de la placenta
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Anormal estructura pélvica en la madre. Una lesión grave o un defecto la puede provocar.
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Problemas graves de salud en la madre como enfermedad cardiaca, infección de herpes, etc.
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Padecimiento de preeclampsia severa.
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El proceso de parto es demasiado lento y hace sufrir a la madre y al bebé
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Mala posición del bebé. En lugar de salir la cabeza, salga los pies o las nalgas.
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Parto múltiple de más de dos bebés. No todos, pero la mayoría.
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Signos de sufrimiento del bebé, como la desaceleración del su ritmo cardíaco, etc.
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Se diagnostica alguna enfermedad en el bebé como la espina bífida.
Normalmente las cesáreas se realizan en un quirófano especial para este tipo de intervención, y suelen obedecer a los siguientes procedimientos:
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Aplicación de la anestesia general o local (epidural o espinal), dependiendo de la urgencia. La epidural te hará estar anestesiada desde tu cintura hasta los pies.
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Colocación de un tubo delgado llamado catéter en la vejiga para drenar la orina durante la cirugía;
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Introducción de una aguja en una vena de la mano o brazo para administrarte líquidos durante la operación y medicamentos en caso de que sea necesario.
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Afeitado y lavado del abdomen.
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Corte o incisión horizontal por encima del hueso púbico, después de que se observe que estás anestesiada. A veces se necesita un corte vertical; dependerá de la posición del bebé o de la placenta.
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Incisión en la pared del útero.
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Extracción del bebé del saco amniótico.
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Separación y retirada de la placenta.
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Cierre de las incisiones.
HIPOXIA NEONATAL:
La hipoxia perinatal es una agresión al feto o al recién nacido (neonato) debido a la falta de oxigeno general o en diversos órganos.
Su importancia fundamental es que puede contribuir a la aparición de parálisis cerebral y retraso mental. Definir el papel de la hipoxia intra o anteparto en la génesis de la parálisis cerebral es difícil, ya que las cifras de parálisis cerebral se han seguido manteniendo en los últimos 20 años en torno al 1- 2 por 1.000, a pesar de los sistemas de monitorización intraparto y de la multiplicación por 25 del nº de cesáreas indicadas por sufrimiento fetal.
La Academia Americana de Pediatría y el Colegio de Obstetras y Ginecólogos, definieron los criterios con los que la hipoxia perinatal tiene posibilidades de causar un déficit neurológico:
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Acidosis metabólica o mixta (pH £ 7,00) en arteria umbilical.
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Apagar menor de 3 al 5º minuto de vida.
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Secuelas neurológicas en el periodo neonatal inmediato incluyendo convulsiones, hipotonía, coma o encefalopatía hipóxico isquémica.
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Disfunción de múltiples sistemas en el periodo neonatal inmediato.
En niños en quienes no se den estas circunstancias no es posible concluir la existencia de una hipoxia perinatal. La incidencia es del 0,5 al 1%, estando relacionado con la edad gestacional y el peso al nacimiento, llegando hasta el 9% en pretérminos.
En situaciones de falta de oxígeno el feto es capaz de poner en marcha mecanismos de adaptación con el fin de preservar su integridad, aunque algunos de ellos pueden resultar lesivos. Cuando estos mecanismos fracasan se desarrollan acidosis, asfixia, isquemia, lesiones neurológicas y muerte.
La hipoxia fetal puede producirse por:
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Deterioro en la oxigenación materna
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Insuficiente irrigación placentaria
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Alteración del intercambio de gases en la placenta
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Interrupción de la circulación umbilical
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Incapacidad del feto para mantener una función cardiaca y circulatoria normales
La forma de presentación de la hipoxia (aguda o crónica), el estado metabólico del feto previo a la falta de oxigenación y su edad gestacional van a condicionar las posibilidades de adaptación del feto. Cuando los mecanismos de adaptación fracasan se produce la asfixia fetal grave.
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A: SE IR T1; B: TSE T2; C: Imagen DW; D: Mapa ADC.
Recién nacido de 36 semanas con hipoxia perinatal por abruptio placenta. RM a los 6 ddv.
Las secuencias convencionales, muestran una discreta pérdida difusa de la diferenciación sustancia gris/blanca de ambos hemisferios cerebrales, y una mayor hipointensidad de señal en T1 e hiperintensidad en T2 de la sustancia blanca. Está aumentada la normal hiperintensidad en T1 e hipointensidad en T2 del aspecto anterolateral de los tálamos y núcleos lenticulares y presentan restricción en el mapa ADC. Sin embargo los brazos posteriores de las cápsulas internas están respetados.
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A y C: SE IR T1; B: TSE T2; D: Imagen DW; E: Mapa ADC.
Recién nacido de 36 semanas con hipoxia perinatal por abruptio placenta. RM a los 6 ddv.
Se aprecia una afectación de la cortical y sustancia blanca subcortical de ambos hemisferios cerebrales, respetando las circunvoluciones perirrolándicas. La sustancia blanca de los centros semiovales presenta aumento de restricción en la difusión (hipointensa en DW e hipointensa en el mapa ADC), lo que indica que no está afectada por la isquemia, hallazgo que no es valorable en las secuencias convencionales.
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EVALUACIÓN DEL RECIÉN NACIDO
Las pruebas de evaluación del recién nacido se realizan antes de que el bebé abandone el hospital. Los bebés se examinan para identificar cuadros serios o que ponen la vida en riesgo antes del comienzo de los síntomas. Estas enfermedades suelen ser raras. Sin embargo, pueden afectar el desarrollo físico y mental normal de un bebé.
La mayoría de las pruebas necesitan sólo algunas gotas de sangre del talón del niño. Una prueba de capacidad del oído consiste en la colocación de un audífono diminuto dentro del oído del bebé para medir su respuesta a los sonidos.
Si una de las pruebas sugiere un problema, el pediatra hará el seguimiento con otros estudios. Si los mismos confirman el problema, el médico puede referirlo a un especialista para su tratamiento. El cumplimiento del plan de tratamiento indicado por el médico puede salvaguardar al bebé contra los problemas de salud y desarrollo durante toda la vida.
Pruebas de detección para recién nacidos
Son exámenes que buscan trastornos metabólicos, genéticos y del desarrollo grave, de tal manera que se puedan tomar medidas importantes durante el tiempo crítico antes de que se presenten los síntomas. La mayoría de estas enfermedades son muy poco frecuentes.
Forma en que se realiza el examen
Exámenes de sangre: un médico punzará el talón del bebé para obtener unas cuantas gotas de sangre y luego la enviará al laboratorio para su análisis.
Audiometría: un audiólogo colocará un pequeño auricular o micrófono en el oído del bebé o fijará electrodos en su cabeza
Reflejo es toda acción o movimiento involuntarios. Algunos movimientos son espontáneos y forman parte de las actividades habituales del bebé. Otros responden a ciertas acciones. Los reflejos permiten identificar la actividad normal del sistema nervioso y el cerebro. Algunos reflejos son característicos únicamente de períodos específicos del desarrollo.
REFLEJO TÓNICO ASIMÉTRICO (RTAN)
Por la rotación de la cabeza hacia un lado se extiende las extremidades del “lado de la cara” y las de” lado de la nuca” se flexionan (posición del esgrimista). Si este reflejo persiste impide la coordinación ojo-mano.. Se detecta en niños con trastornos motrices cerebrales. Por su postura tónica imposibilita todo movimiento en contra de la fuerza de la gravedad.
REFLEJO TONICO LABERINTICO (RTL)
Boca Abajo, apoyando nariz, flexión de brazos y piernas, puños cerrados. Existe con un grado muy bajo de desarrollo en el lactante normal, mientras que en niños con trastornos motrices cerebrales es un reflejo apreciable con gran frecuencia. Su presencia impide levantarse desde la posición de cubito dorsal, ya que no permite el control de la cabeza. Dado que tampoco se puede flexionar la cadera, es imposible permanecer sentado con equilibrio.
REACCIÓN DE ENDEREZAMIENTO DEL CUELLO
Se gira la cabeza del niño hacia un lado, todo el cuerpo sigue a la rotación y el niño se da vuelta en bloque. Cuando este reflejo persiste no permite la rotación entre la cabeza y el tronco y por lo tanto impide elevarse desde la posición de echado boca arriba (cubito dorsal para sentarse).
REFLEJO POSTURAL LABERINTICO (RPL)
Si el bebé se encuentra boca abajo, o en cualquier posición, la cabeza se adapta a la nueva posición y la eleva, lo mismo si está suspendido. Los niños con trastornos motrices cerebrales no logran hacerlo por causa de control insuficiente de la cabeza.
REFLEJO DE PRENSIÓN PALMAR
Con esta prensión se puede elevar al niño y la articulación del codo persiste levemente flexionada. Si este reflejo perdura durante mucho tiempo impide el apoyo sobre la mano abierta (no hay reacción de equilibrio). Por causas fisiológicas esta reacción es mayor durante la succión.
REFLEJO DE PRENSIÓN PLANTAR
Al tocar la planta de los pies, el niño flexiona los dedos, al soltarlo, los dedos se extienden y se separan.
Cuando este reflejo persiste es imposible el apoyo plano del pie y caminar levantando normalmente los pies.
REFLEJO MORO
El reflejo de moro es un reflejo normal de un bebé cuando es asustado o que siente como que si se estuviera cayendo. El bebé luce "sobresaltado" y sus brazos se extienden hacia adelante de lado con las palmas hacia arriba y los pulgares flexionados. La ausencia del reflejo de moro puede indicar la presencia de una lesión o de una enfermedad.
Cuando persiste, el niño no puede aprender a sentarse, no puede cerrar la boca para comer y no puede aprender a hablar. El niño deja escapar la saliva por la boca porque no la traga.
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