Es lo que vivo, ¿abuso y violencia? SI tu pareja continuamente te dice: “Esas son ideas tuyas; eres demasiado sensible, seguro alguien ya te llenó de ideas la cabeza; estás muy mal, si yo te mantengo, ¿qué más quieres?”, entre otras muchas frases que te laceran, entonces es probable que estés viviendo dentro de una relación de abuso y violencia. Gracias a que por un lado sientes miedo, el abusador puede esconderse en tu silencio, y también gracias a que, por otro lado, mantienes una “negación psicológica”, se hace más difícil encontrar una solución. Innovar el cómo vemos la situación es vital; buscar ayuda es la forma inteligente de afrontar una realidad que no es cómoda. Es necesario vencer la vergüenza, el miedo y la incertidumbre, ya que sólo así se abren las posibilidades de estar mejor. Las sobrevivientes de la violencia familiar conocemos bien el poder de la racionalización; digamos que en este momento, mientras leemos aquí, escuchamos una voz interna que nos dice: “Sí, esto se parece a mi relación”, y reconocemos que en los ejemplos de violencia la semejanza, que esa circunstancia también existe dentro de nuestra relación de pareja. Y así, mientras vamos leyendo, entonces descubrimos las similitudes y surge un entendimiento que es el primer paso para erradicar el dolor y podemos comenzar a pensar: “Yo estoy viviendo abuso y violencia”. Rápidamente, ante esta reflexión sale al rescate la defensa psicoemocional para proteger a nuestro “ego”, y surgen “las justificaciones”. Sí, se escucha terrible, y lo es, pero así es como funcionamos mientras seamos parte activa de una relación de abuso. ¿Alguna vez has pensado algo así? “Me dijo que yo era una cualquiera, una ligera, pero lo que pasa es que está celoso, y es porque me ama”, y lo justificamos racionalizando la violencia, nos engañamos a nosotras mismas, creyendo que son celos de amor. ¡Nada es más falso que eso! Ejemplos hay muchos, el punto aquí es aceptar el hecho de que al negar, racionalizar y justificar, perdemos la claridad; nos hundimos, nos ponemos en un lugar peligroso y vulnerable. Nada más suculento para un abusador, que el platillo de una persona sometida, asustada, confundida. Pero no te culpes, mejor actívate, entiende que así es la forma como aprendimos a sobrevivir al dolor, la humillación y el temor; asumamos que sutilmente nos vamos autoconvenciendo, vamos enloqueciendo hasta creer que el abusador tiene razones y derecho para ejercer la violencia; en ese punto, estamos en total confusión y parálisis. Ver la realidad es de valientes, y permanecer en ese ciclo de violencia es una sentencia de muerte. Respóndete a ti misma, ¿es esa la existencia que quieres para ti y para tus hijos? No es fácil vivir en una relación de abuso y violencia; pero si anhelamos tener una vida equilibrada, próspera y dichosa, hay que dar este primer paso. Es importante saber que no estamos solas, saber que hay dónde, con quién y cómo superar esto de la mejor manera posible. Lo único que tenemos que hacer es, primero, aceptar que vivimos una situación de violencia; segundo, buscar ayuda; tercero, disfrutar el proceso. Es hacer un alto en el camino y ubicamos en el lugar correcto para comenzar una nueva vida. Cuando dejamos el lugar de “víctima”, podemos de inmediato dejar ir al abusador; para superarnos, primero que nada, en lo personal. Reflexiona, buscar ayuda profesional y especializada, que nos acompañe a modificar la violencia y el abuso por el respeto y el verdadero amor en una relación de pareja, es lo mejor. Innovemos algo, ¡ya! CUESTIONARIO AUTODIAGNÓSTICO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Para conocer si vives violencia o si te encuentras en una situación de riesgo, te pedimos que analices las siguientes preguntas: ¿Sientes que tu pareja te controla? ¿Te acusa de infidelidad o te cela? ¿Has dejado de ver a tu gente para evitar que tu pareja se moleste? ¿Te critica y humilla, en público o en privado, sobre tu apariencia, tu forma de ser, el modo en que haces las cosas? ¿Controla tus ingresos o el dinero que te entrega, originando discusiones? ¿Te presiona con el silencio, con la indiferencia? ¿Tu pareja tiene cambios bruscos de humor o se comporta distinto contigo en público? ¿Sientes que hagas lo que hagas él se irrita o te culpa? ¿Te ha golpeado con sus manos, con un objeto o ha lanzado cosas cuando se enoja o discuten? ¿Te ha amenazado alguna vez con un objeto o arma, o con matarse él, a ti o a alguien más? ¿Sientes que cedes a sus requerimientos sexuales por temor, o te ha “forzado” a tener relaciones sexuales? Después de un episodio violento, ¿se muestra cariñoso y atento, te regala cosas y te promete que nunca más volverá a golpearte o insultarte y que “todo cambiará”? ¿Te ha dejado moretones o heridas por una discusión? ¿Es violento con los hijos(as) o con otras personas? ¿Ha sido necesario llamar a la policía, o lo has intentado, al sentir que tu vida y la de los tuyos han sido puestas en peligro por tu pareja? |