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LA CAPACIDAD DE AMAR Y SER AMADO

LA CAPACIDAD DE AMAR Y SER AMADO



05 de agosto de 2013 20:18:00 horas
Por Brenda Pérez Madrigal

 

-Toda la lectura de esta joya de libro me dejó gratamente marcada por lo que sigue de mis días. Realmente me alegro de que el expresidente de la American Psycological Association (APA), haya tomado en cuenta que las personas también tenemos una tendencia natural al desarrollo y a la salud en general, “no hay mal que dure cien años”, reza el adagio mexicano. Debo admitir que el capítulo que abrió mi corazón fue el número 11, “la vida amorosa” (p. 273 y ss.), en este narra una vivencia que tuvo con Bobby Nail, un gran amigo suyo. “Él, -aseguraba- conocía el secreto de cómo es esa capacidad de amar y ser amado” (Seligman, 2000, p. 280). Es por este bello motivo, que me doy a la tarea de compartir con ustedes este pequeño fragmento que les recordará que muy dentro de sí, también aguarda silenciosa, una gran capacidad de amar y ser amados.

“La capacidad de amar y ser amado

Existe una diferencia entre la capacidad de amar y la de ser amado. Me he percatado de ella paulatinamente –y con tozudez­­­- mientras un grupo tras otro se esforzaba por redactar la lista de fortalezas expuestas en el capítulo 9. Desde el comienzo, en el invierno de 1999, todos los grupos de trabajo que formé valoraban de forma muy positiva las ‘relaciones íntimas’ o el ‘amor’ en su lista de fortalezas, pero fue necesario que George Vaillant diera una reprimenda al equipo dedicado a la clasificación de las fortalezas por omitir lo que él llamó la ‘Reina de las fortalezas’ y nos hiciera ver la diferencia.

Pensé en Bobby Nail mientras George argumentaba la importancia de la capacidad de ser amado. Hacía diez años en Wichita, Kansas, tuve la suerte de jugar al bridge durante una semana en el mismo equipo que el legendario Bobby Nail, uno de los jugadores más célebres de las primeras décadas del juego. Conocía su habilidad a través de la leyenda, por supuesto, y también había oído hablar de sus proezas como contador de cuentos. Lo que ignoraba es que era que Bobby tenía una grave deformidad. Probablemente midiera poco más de un metro y medio, pero parecía mucho más bajo debido a un deterioro óseo progresivo, e iba casi completamente doblado a la altura de la cintura. Entre historia e historia para desternillarse de risa sobre el juego y las trampas con las cartas, me encontré sacándole virtualmente del coche y aposentándolo en una silla. Era ligero como una pluma.

Lo más memorable no eran sus historias ni su habilidad para jugar al bridge (aunque ganó el certamen), sino que en realidad me sentí de maravilla ayudándolo. Tras cincuenta años de poner en práctica el espíritu de los boy scouts ­–ayudando a los ciegos a cruzar la calle, dando dinero a los necesitados, abriendo la puerta a mujeres en silla de ruedas- me había acostumbrado a sus gracias mecánicas o, aún peor, al resentimiento que a veces brota de los discapacitados hacia sus bienintencionados ‘ayudantes’. Bobby, a través de una especie de magia, trasmitía justo lo contrario, una profunda gratitud que no necesitaba verbalizar y una aceptación clara del auxilio que yo le proporcionaba. Hizo que me sintiera más grande mientras le ayudaba, y era evidente que él no se sentía inferior por depender de mí.

Mientras George hablaba, recordé que al final había hecho acopio de valentía unos meses antes para telefonear a Bobby a Houston. Cuando me preparaba para escribir este libro ­­–y este capítulo en concreto-, quería pedir a Bobby que explicara sus técnicas destinadas a que otras personas se sintieran bien al ayudarle, de forma que las pudieran utilizar mis lectores. Entonces me anunciaron que Bobby había muerto. Su magia se ha perdido, pero Bobby era una fuente de capacidad de ser amado, y dicha cualidad hizo que su vida, y especialmente su proceso de envejecimiento, fueran un éxito”.

-Releo y me recorre el mismo escalofrío de la primera lectura. Por ahí anda rondando la capacidad de ser amado, déjate alcanzar… Fragmento leído, disfrutado, aprehendido, tomado y transcrito del libro Authentic Happiness, por su título en español, “la auténtica felicidad”.

Seligman, M., E.P. (2011). “Authentic Happiness”. Barcelona, España: Editorial Zeta.