*Como parte de las actividades de la 12 Semana de Artes Visuales, que organiza el IUBA * Me nutro de energía y desarrollo mi intuición: Javier Fernández Esa noche Javier Fernández se llevó algo nuevo a casa: un poema. Letras impresas en tinta negra, la abstracción de la abstracción, palabras. El pasado martes 16 de abril, se celebró la Mesa Redonda “Javier Fernández”, en la que participaron Miguel González Virgen y Víctor Cárdenas…éste último, después de compartir la lectura de un poema de su autoría motivado por la obra de Fernández, le obsequió el poema al pintor homenajeado. La actividad –moderada por Mario Rendón y Lozano, organizador del evento– se enmarcó en la celebración de la 12ª Semana de las Artes Visuales 2013, a realizarse del 15 al 19 de abril. En su participación, Miguel González Virgen situó la vida y obra de Javier Fernández en el contexto histórico que le tocó vivir. Traspapelados con datos biográficos del pintor –quien recibió su primera impresión de la pintura cuando, aun siendo un niño, vio al muralista Gabriel Portillo del Toro interviniendo una pared de su casa—el académico ofreció un estudio del contexto artístico en el que se desarrolló Javier Fernández quien, a los 33 años de edad, atendió al llamado de su Verdadera Voluntad: abandonó la arquitectura y acogió a la pintura. Quemó sus naves en México y se fue a Europa, donde lo esperaba –pero él no lo sabía, ni ella lo sabía—la también pintora Sarah Vincent, con quien comparte la vida en pareja. Hubo oportunidad de diálogo: los asistentes lanzaron preguntas que pretendían descubrir qué siente, qué ve o qué le importa a Javier Fernández…aunque, como en todas las cosas, sólo fue posible hacer aproximaciones. “¿Se considera un pintor abstracto?” le preguntaron a Javier Fernández quien, evidentemente, ha eliminado la figura de su obra; su respuesta llegó tras un silencio breve. Acomodó las ideas, las transformó en palabras que una a una salieron de su boca: “Quizá soy abstracto o quizá no lo soy, para mí esa es una simple catalogación; lo que me interesa es el proceso de pintar”, dijo, colando entre sus frases una de esas desdibujadas sonrisas que sabe lanzar. Luego agregó que ha tenido que establecer una disciplina personal para no tener la disciplina oficial…sí, su formación como pintor (mayormente autodidacta) lo hacen especial. Javier, quien pinta de madrugada mientras la mayoría duermen, es consciente de que el camino no se busca afuera, se busca adentro: “Me nutro de la energía (de artistas, maestros, personas en general), pero siempre desarrollo mi propia intuición”, concluyó Javier Fernández, el niño creativo de sesenta años. |