El tema de las relaciones de pareja, es desde mi punto de vista “el tema” prioritario de la vida. De la pareja surge como consecuencia de sus encuentros de amores y desamores la vida; de ahí la sociedad y todos sus recovecos. Una relación de pareja es un concierto de vida para el que hay que prepararse, practicar y siempre perfecionar. Una relación sana de pareja ni es sencilla de lograr, ni tampoco todos tenemos la guía perfecta; cada relación es un universo aparte y cada circunstancia de vida de pareja corresponde solo a la pareja, por eso las generalizaciones son sólo pistas. Yo creo que la relación de pareja es el entorno ideal de crecimiento y aprendizaje, tanto para hombres como para mujeres; confío en que cuando hay una relación sana y adulta, la dicha se vive y la alegría de ese amor a dos es un motor de impulso hacia la felicidad. Ocurre que si no aprendimos el cómo, cuando se forja una relación amorosa de manera confusa y en base a demandas que nada tiene que ver con el amor; surge la amargura, el dolor y el desamor a dos. Es cuando creemos que todo término y la vida se nos pone gris. Las rupturas no son el final de nada, son el inicio de algo. Puede ser una reconciliación sana y consciente o bien un hasta pronto amoroso y dignificante; entonces con el tiempo de guarda oportuno, abrir el alma y volver a amar (a la misma persona o a otra…) ˇAlto! Un alto en el camino por favor para respirar y pensar… para reflexionar y aprender… sugiero que cuando veas que tu relación de pareja se tambalea, busques el medio de mirar a fondo. Ya sea en terapia lo que creo es lo más objetivo, con amistades solo cuidando sean de los sanos y no de los que cargan amargura o envidias ocultas. Puedes también leer mucho, en fin buscar la solución, dejar la zona cómoda que nada bueno nos traerá y saber que ya sea para terminar la relación o bien para retomarla; esto debe ser idealmente siempre de manera sana y sin rencores por el bien propio, el de la pareja y si hay hijos por el de ellos también. La terapia es para encontrar las verdaderas razones que nos llevaron a una relación de gritos, dolor, desconfianza, etcétera y encontrar las formas de construir una profunda dicha personal y después en pareja, es dejar los miedos desde el corazón para que no se repita nunca la misma situación. . Insisto la pareja es la circunstancia ideal del ser humano, solo hay que fijarse cómo y con quien la construimos. Hay un libro por demás divertido e interesante, dirigido a las mujeres; pero que cuenta con un buen porcentaje de sabiduría; la cual considero mixta e incluyente, por eso les comparto un poco del mismo con un punto de vista sobre el miedo a amar de nuevo: “Mi amigo Jack, crítico de arte y pintor en sus ratos libres, siempre dice que una mujer restaurada tiene mucho más encanto que una de nueva fabricación. Lo que quiere decir mi amigo Jack es que las relaciones, las rupturas y los vaivenes sentimentales proporcionan a las mujeres que superan esos trances un algo especial que jamás podrán tener las que han tenido una única relación feliz o las que han optado por apartarse del fuego la primera vez que se han quemado. Es posible que Jack tenga razón, pero también lo es que muchas delas mujeres que han vivido avatares sentimentales, más que encanto, lo que sacan de esas experiencias es un profundo y terrible miedo. Desde luego, el miedo en sí mismo no es malo. Constituye un mecanismo de defensa humana, una luz roja que nos hace estar alerta y nos permite calibrar los riesgos y no solo las ventajas de cualquier situación vital. No, el miedo no siempre es malo, pero a veces puede llegar a serlo. El miedo puede paralizar a una mujer abandonada hasta el punto de impedirle continuar su vida sentimental o hacer que arruine su siguiente relación. Puede levantar barreras, puede construir defensas que impidan que todos, incluido el próximo hombre de su vida, tengan la oportunidad de llegar hasta ella. Puede hacerle pensar que es mejor no arriesgar, que es preferible vivir en una burbuja a salvo y segura que poner de nuevo el pie en el mundo real y embarcarse en una nueva relación. Puede erigir en su interior extraños mecanismos de defensa que la impulsen a huir justo en el momento en que las cosas comienzan a ir bien. Es una enfermedad peligrosa. Y ataca tanto a los hombres como a las mujeres. En realidad, entre el impulso inconsciente que caracteriza nuestras primeras relaciones sentimentales y la reflexión y el miedo que comienzan a acechar después hay un estado intermedio que toda chica Parker debe saber dominar: la cautela. La cautela es una virtud difícil de practicar porque comparte frontera con el miedo y a menudo es fácil confundirla con éste. Sin embargo, las diferencias entre ambos estados de ánimo son profundas. Mientras el miedo paraliza, la cautela induce a la reflexión, pero no excluye la acción; mientras el miedo aísla, la cautela protege; mientras uno ciega, la otra agudiza la visión y permite juzgar las situaciones con mayor claridad.” (Los hombres a veces por desgracia, siempre vuelven -de Penelope Parker, Grijalbo p.p. 79 y 80, 2006) |