Este 19 y 20 de enero se celebra el centenario de la última erupción considerada hasta el momento una de las fuertes del Volcán de Fuego, la cual alcanzó una columna eruptiva mayor a los 10 kilómetros y una lluvia de ceniza en un radio de 30 km, afectando a las poblaciones cercanas. Datos históricos mencionan que techos de algunas casas colapsaron en Ciudad Guzmán, Jalisco, debido a la ceniza que cayó. Ante este panorama, los investigadores plantean escenarios similares o más fuertes, ya que “no hay elementos para decir que se trató de una erupción pliniana, pero ha sido de los eventos más importantes y habría que darle la dimensión justa”, comentó Mauricio Bretón. Los investigadores consideran que el reto principal es contar con el equipo adecuado y en buen estado para el monitoreo volcánico y poder evaluar los posibles daños en caso de una erupción de igual o mayor magnitud a la de 1913, ya que “sin las herramientas en la mano, no vamos a ser capaces de realizar recomendaciones a las autoridades correspondientes”, dijo Gabriel Reyes, director del Observatorio. Además, agregó que el equipo debe ser colocado en lugares cercanos y alejados a la montaña, ya que una piedra arrojada durante la erupción, si fuera el caso, podría dañar el equipo y dejar de transmitir la señal con la cual se monitorea. “Lo ideal es contar con la información en tiempo real, pero debemos estar conscientes que cuando haya una gran erupción las estaciones se van a caer, por eso es importante instalar equipo tanto a pocos kilómetros como a un radio mayor”, dijo. Ya que hasta el momento y a pesar de que parte del equipo no se encuentra en buen estado, se ha mantenido la vigilancia de todos los aspectos relacionados con el volcán. Juan José Ramírez, encargado del monitoreo de la sismicidad, en su ponencia comentó que uno de los síntomas es la inflación y deflación durante la actividad volcánica, lo que podría ser una buena manera de monitoreo siempre y cuando se tenga movimiento de magma. Por su parte, Vyacheslav Zobin explicó que una de las características de la sismicidad que tiene el Volcán de Fuego de Colima, es que “cada vez que tenemos una explosión, las señales sísmicas tienen poca diferencia en su fase inicial, pero buena amplitud de señal después de esta fase”. Agregó que la sismicidad es una de las señales más importantes antes de una erupción volcánica. Durante estas jornadas, Raúl Arámbula mencionó que contar con un moderador durante las sesiones del comité es importante “porque nos marca los tiempos que debemos seguir durante un escenario de esta naturaleza”. Ésta fue la experiencia que les quedó tras haber trabajado con científicos de Europa durante el congreso de Ciudades en Volcanes. |