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¿Gramaticalización?

¿Gramaticalización?



01 de octubre de 2012 10:05:04 horas
Autor Soydeth Avila


 

La lengua es un sistema de comunicación verbal que se genera y desarrolla en la interacción de los miembros de una comunidad, y es utilizado para transmitir información. Es en el uso de la lengua donde los hablantes ponen a prueba su competencia lingüística y su creatividad para comunicarse, ya que la función más importante de la lengua es dar a entender significados. Y si se tiene en cuenta el principio del mínimo esfuerzo que subyace a la economía del lenguaje, se entiende que la lengua está en constante cambio de acuerdo a las necesidades de los hablantes –a la par, quizá, de las nuevas realidades-.

Los cambios lingüísticos suceden en todas las lenguas que están en uso, son transformaciones (lentas e imperceptibles) que permiten una mayor efectividad y funcionalidad en la comunicación. La capacidad de elección del hablante es la esencia del cambio lingüístico, y los procesos de gramaticalización son algunos de los condicionamientos para que se produzca dicho cambio. Ya que las formas utilizadas para expresar significados son motivadas más que arbitrarias. Los hablantes utilizan la lengua para lograr sus objetivos de comunicación, les importa más la lengua en la práctica que en la teoría, y en el uso las formas lingüísticas se adaptaran a los significados expresados por la lengua.

En palabras de Heine (1991), la gramaticalización es un proceso a partir del cual “una unidad léxica o estructura asume una función más gramatical”. Esto es, cuando una palabra pierde su contenido significativo original y se convierte en un elemento gramatical, es un proceso de cambio claramente diferenciado, porque la gramaticalización –a diferencia de la analogía- “altera el sistema global de la lengua […] al permitir la incorporación de nuevos elementos a la gramática de una lengua”. El enfoque cognitivo-funcional de la gramaticalización no sólo trata de explicar los procesos en los que una palabra pierde su contenido ordinario y se convierte en un integrante gramatical, sino por qué se produce y cuál es su naturaleza.

Al ser la lengua un reflejo del pensamiento y un producto de la cultura, es lógico pensar que el lenguaje se adapta a los significados expresados por los hablantes. Los extranjeros que desean aprender el español como una segunda lengua, se enfrentan a una serie de dificultades pragmáticas más que lingüísticas. Es común que el extranjero al llegar a un país con una lengua diferente a la suya (en este caso México y el español como lengua), desee sumergirse de lleno en la práctica de la nueva lengua, y busque convivir con los hablantes nativos de dicho idioma aunque no lo comprenda. Cuando el extranjero comienza a estudiar el español, desde su perspectiva gramatical, éste espera encontrar en la práctica lo que la teoría le enseña. Y es frecuente que suceda al revés, que lo que pasa en la práctica no lo encuentre en la teoría, y que las personas a las que les pregunte acerca de cualquier fenómeno con la lengua, éstas sólo pueden explicarse con base en más ejemplos, que quizá sólo logren confundir más al extranjero. En este sentido, las gramáticas que manejan en las escuelas tienen contenidos insuficientes que no se ajustan a las necesidades de los hablantes (nativos y extranjeros). Es absurdo que exista una materia en la escuela básica, media superior o en la enseñanza de la segunda lengua, que sólo muestre las características prototípicas o más frecuentes a los estudiantes, dejando de lado la parte dinámica del idioma.

El español es una lengua tan rica y colorida, que por supuesto las cuestiones formales y/o convencionales del idioma no alcanzan a explicarla.

Las características de la lengua de acuerdo a los niveles socioculturales de los hablantes, la ubicación geográfica y el ambiente que los influencia, la edad y las necesidades comunicativas, son algunos de los factores que se relacionan con los cambios en la lengua. Y el extranjero los intuye aunque no pueda decodificarlos. Además, los juegos que se hacen con el lenguaje, los albures, los dichos, refranes, frases hechas, etc., la polisemia, la metáfora, la metonimia, sólo es posible entenderlos desde la práctica.

Como hablante nativo del idioma se puede intuir que algo pasa dentro de ella, algo que es difícil de explicar y que sin embargo, sucede porque la lengua nos permite crear y nombrar diferentes realidades.

El extranjero –supongo- también lo sabe, con relación a su propia lengua. Para tener un dominio del español como segunda lengua, es necesario poseer competencias comunicativas, lingüísticas y pragmáticas, que difícilmente se enseñan en un abecé de español para extranjeros.

Es decir, el extranjero posee habilidades cognitivas con relación a su cultura y a su lengua materna, y cuando pretende aprender otra lengua, es común que intente analizarla con los sistemas y/o mecanismos que conoce.

El problema radica, como ya se hizo mención, en la diversidad y dinamismo léxico del idioma español y en la visión recortada de los encargados de realizar el material didáctico para los estudiantes.

Bibliografía:

Cuenca, Ma. Joseph y Hilferty Joseph (1991). Lingüística cognoscitiva. España:Ariel.

Heine, B., Ulrike C. and Friederike H. (1991) Grammaticalization: a conceptual framework. Chicago: University of Chicago Press.

Fuente:

¿Gramaticalización?



20 de septiembre de 2009 05:40:00 horas