Autor  Daniela Pal

Pues bien. ¿Queremos?A la incertidumbre de escapar,

¿la deseamos?

Debe de haber algo que los tiente, o

¿Pecadores vírgenes se prefieren?

Me confesaré.

Les provocaré respeto y compasión intestina

Que luego se transformará en esencia de goce.

Y florecerá el admirador solicito y lleno de piedad por la renuncia tremenda a la que concurre.

ACCIÓN.

Agitar la pereza de la mente trabajadora. Dadora de misterio. Qué no nos venza el trabajo misterioso!

Vida innata de escape. Pregúntense si han podido escapar y si ese escape tiene, tuvo y tendrá que ver con el sueño de los creadores inocentes.

EN TEORÍA Y SOLFEO esa es mi misión.

Escapar hacia un sueño, hacia una quimera,

hacia la vida, hacia el prójimo, hacia la búsqueda de lo que significa cada escape pretendido.

CON SU DIESTRA ESCRUPULOSIDAD….

Allí quiero regresarme para medirme en duelo cómico.

Regresar a las entrañas de aquel inocente juego primario que nos fue arrebatado.

El teatro es:

solo mentiras que convierten y transforman…

y provoca a subirse.

El arte no es sofisticado, nunca.

Porque la sofisticación induce al error, despista y por rebuscada carece de todo tipo de naturalidad.

Cuando mi abuela no llegaba a entender la carente utilidad de un cepillo de dientes electrónico, con esos movimientos iguales y solitarios, decía con mucha vehemencia:- Qué sofisticado es esto, no sirve.

(El camino, es lo único que hay.)

Me da tanto miedo, que me río porque los veo tan interesados como yo lo estoy de no saber,

y de que todo sea un espantoso riesgo hacia lo que se nos antoja.

Por convicción de tocar el cielo con los pies.

El fuego sagrado.

El camino es mi anhelo.

Los convoco con la implacable certeza de lo mágico y con la brevedad de lo eterno; a que la pena valga.

Siempre la pena…

Que será por nuestra generosa impudicia una guía, una puerta hacia la libertad servida en bandeja

robada.

(Ese el secreto)

Hasta que lo mejor sea el mismísimo develo de la misma.

Hasta que tengamos por francos, que inventar otra.

Hasta que decidan los ciegos sucesores buscarla montados en el banco de la paciencia, la misma que nos impulsa sólo por resignada curiosidad.

Nuestra alma les develará el secreto.

Generosamente

Sólo puedo ofrecerles mi ignorado camino, caminando a vuestro lado.

Y cuando sientan que el miedo es motor,

me habrán hecho feliz por una eternidad diminuta.

Y agradecida por haberlos guiado a mi abismo otra vez.

devolveré en preguntas la necesidad de que otro requiera ignorar aquel escape para recordar que se pude escapar,

para volver hacerlo cada vez…

Para que la consumación,

siempre sea el escape.