Por el momento desconozco (como psicóloga) a qué teoría pertenece la frase de “para el amor no hay edad”. Con mi experiencia de vida y convivencia, aprendí que no sólo no hay edad para el amor, sino que además, no hay ni tiempo ni momento para sentir el amor, en pocas palabras: tú no eliges sentir el amor, el amor sólo se manifiesta desde tu ser y existencia profunda y única. El amor surge de ti cuando las condiciones espirituales, emocionales, existenciales, relacionales y vitales se conjuntan y se hacen cómplices… Sólo en el momento justo el amor, se hace presente. ¿Cuántas veces se manifiesta? Las veces necesarias para que lo reconozcas como tu motor, como tu propulsor. Se manifiesta la cantidad de veces necesaria para que le des cabida en tu pasión, en tus sueños, ilusiones, proyectos. A un hombre le llegó el amor en el momento menos esperado, parecía que eran los últimos años de su vida y creía que jamás conocería el amor. Al menos eso pensaba. Como todo un guerrero de la luz, seguía caminando entre tumbos salvando uno a uno los obstáculos, hasta que una mañana su vida se vio iluminada, sus ojos contemplaron la llegada del momento adecuado para darse la libertad de reconocer el amor en su interior. Entonces se dio cuenta de que el sol resplandecía por las mañanas después de la lluvia, que las hojas de los árboles parecían repintadas con pincel, comenzó a identificar la alegría en los ojos de sus seres queridos, en cada frase importante pronunciada, encontraba una canción y la tarareaba, se dio cuenta de que no cabían sus pensamientos en una sola hoja y requería de una y otra cada vez más. La luna por las noches brillaba más, podía disfrutar de contemplar su propia sombra, sus oídos se agudizaron para disfrutar de las risas, de las palabras de aliento y de crecimiento espiritual, su corazón latía con más fuerza y hasta podía escucharlo sin temor de sufrir por su salud coronaria, el amor vino a renovar sus ganas de vivir y de sentir. Se dio cuenta de que amaba desde siempre a las personas que le rodeaban, de que amar de verdad implica permitirles a los demás desarrollarse en su propia naturaleza sin exigirles más de lo que pueden dar, distinguió entre todos los aromas, el aroma del río, concluyó que le impacientaban menos las partidas, y anhelaba más las llegadas, el llanto le reconfortaba más cuando sentía amor y libertad en su espléndido corazón y su cuerpo lleno de amor se elevó sobre la vejez y la muerte. En su boca, en su voz, la palabra agradecimiento era diseñada, agitada y gritada átomo por átomo, proyectándose a su alrededor. Ahora se había convertido en lo que alguna vez pretendió ser: un hombre, con una naturaleza capaz de transformarse y de restituirse. La pre-esencia de ese hombre ha traspasado las barreras del tiempo y las costumbres, y sigue aquí, descubriéndose en el amor cada día, renovándose y abundando en los cauces de los ríos.
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