TODO ser humano ansía encontrar el amor, vivirlo y morir con la experiencia de haber sido amado. No se puede vivir sin creer en él. Esta búsqueda constante nos lleva a exigir pruebas fehacientes de su existencia y a demandar formas, modos y acciones de los otros como muestras de amor. El primer error es buscarlo en los otros y no en nuestras propias certezas. Indagamos demostraciones de verdad, para concluir que no estamos viviendo un cuento de hadas. Somos ignorantes de las grandes verdades: el amor existe en quien lo vive, lo siente. El gozo es la pista de que hay algo más; hemos de y por elección propia habituarnos a experimentar éste mediante actos de amar y así tocar la certeza del mismo. El amar es eterno, incondicional y divino; disponible a todos, hallado por pocos. Te invito a innovar la manera de ver el amor y a que inicies el camino del amar, sin límites, sin exigencias, sin obligaciones. Amar porque puedes hacerlo y lo haces. Claro que al hacerlo surgen responsabilidades sublimes que nos llenan de gozo al ejercerlas; no tengamos miedo de amar maduramente. Aun cuando amar involucra responsabilidad y el recibir amor implica sabernos dignos o merecedores del mismo; dar amor es fluir en la esencia misma de nuestro ser. Es la razón de ser del ser. Amar al prójimo como a mí mismo es ejercer la eternidad en la temporal vida humana. La pareja es el ejercicio de aprendizaje de amor y perdón perfecto. La ciencia avala que vivir en pareja es una opción saludable para el organismo y que beneficia al corazón, en todos los sentidos. Pues sí. Quien ha dicho que el matrimonio es la tumba del amor está en el más grande error; la vida de pareja es todo lo contrario.
Nosotros tenemos un problema que está mermando a nuestra sociedad, generando desvíos de conducta y emocionales serios. Una epidemia que amarga y separa: ¡Vivimos en soledad! La oligarquía lo fomenta sutilmente, pues una sociedad enferma en soledades y vacíos es, por ende, consumista, está enajenada, vive en infierno, es la que le da a ganar fortunas a los que conocen la importancia de estar en amar amando. ¿Qué cómo lo hacen? No, ellos no lo hacen, sólo ponen la idea y nosotros solitos, por elección propia, por inercia, por no cuestionarnos, por no desarrollarnos y por ir con la corriente, les damos el gusto. Repetimos los patrones y aumentamos la iniquidad. Una semilla de limón da muchos limones. Somos testigos del aumento de las familias uniparentales y de las relaciones free que no son verdaderas parejas que edifiquen el espíritu. Nos burlamos y despreciamos el amor, nos asusta y le huimos. Nosotros accionamos la desarticulación moral, social y espiritual, propia de nuestros hijos, seres queridos, de nuestro hogar; matamos la esperanza y sin ésta no queda nada. Somos autómatas que sufren, pero que no hacen nada por salir de esa zona cómoda aunque duela. Vemos sin ver, oímos sin escuchar (Ezequiel 3:27) En México, por poner sólo un ejemplo, el aumento de madres solteras es impactante, con una cifra de 6 millones, ya sean por soltería y embarazo, viudez, divorcio, abandono o elección personal de tener hijos sin papá. Pero el caso es que ellas viven solas y pagan el precio. En México hay 107.2 millones de habitantes, de los cuales 53.9 son mujeres. Entre las mujeres casadas o en unión libre, 59.1 por ciento se dedica exclusivamente a los quehaceres del hogar. De las casadas o en unión libre, 38.1 por ciento está inserto en el mercado laboral. De las separadas, viudas o divorciadas, 81.6 por ciento trabaja, y 16.1 por ciento sólo realiza labores domésticas. El matrimonio puede terminar con la muerte o separación antes de que la mujer cumpla 50 años; una de cada cinco mujeres que vive con sus hijos está sola. Las madres solteras son, en su mayoría, de 30 años de edad. Las separadas y divorciadas se concentran en las edades de 30 a 49 años. Casi nueve de cada 10 tienen hijos menores de 18 años, y seis de cada 10 viven en el hogar de su padre o madre. El promedio de ingresos mensuales por hogar con jefatura femenina es de 5 mil 337 pesos; mientras que el promedio por hogar con jefatura masculina es de 7 mil 17 pesos. Entre las jefas de familia, el estado conyugal predominante es la viudez (39.3 por ciento); aunque destacan los porcentajes de jefas separadas o divorciadas (34.7 por ciento) y solteras (16 por ciento). http://www.eluniversal.com.mx/columnas/64149.html Es desolador. La falta de respeto, amor y cariño para con ellas es punzante y profundo. El verdugo más cruel de una madre soltera después del abandono de su pareja es su familia y de ahí se extiende; se paga el precio, por ser consecuencia de una sociedad que olvidó lo que realmente es amar. Se ve en lo familiar, social, laboral, en las oportunidades y, sobre todo, se observa en su soledad y en los tratos que reciben y que tiene que aguantar. A pesar de los números, de las consecuencias y del dolor, nuestra sociedad perpetúa en la cobardía de la iniquidad de la inequidad. Sólo el amor da orientación a la vida, le da sentido y nos salva del vacío. Amar le confiere plenitud al ser y no eterniza en el tiempo. Quien quiere ser, necesita amar para entonces sí, ser en semejanza de Dios. Estoy a tu servicio cuando así lo requieras, para terapia individual, de grupo, o simplemente para charlar. *Terapeuta cognitivo conductual y sistémico innovemosalgoya@gmail.com ingenieriamkt@gmail.com |