17 de enero de 2012 16:23:12 horas
En estos días todos asistimos atónitos a la desaparición bajo el mar del crucero “Costa Concordia”, Un hogar flotante para los más de 4000 pasajeros que decidieron pasar sus vacaciones a bordo de un barco capitaneado por una persona supongo que muy preparada a nivel académico pero analfabeta en cuanto a valentía, humanidad, carácter, generosidad… Una de las máximas del buen marino que hasta los de tierra adentro conocemos es esa de; “El capitán es el último en abandonar el barco”, “Las mujeres y los niños primero”, pero parece ser que ese día el Capitán del Costa Concordia no fue a clase porque lo primero que hizo fue justo eso, abandonar el barco antes incluso que las mujeres y los niños. Dos de dos. Posteriormente la autoridad portuaria de la isla de Giglia, le ordenó que volviera al barco, a lo que el valiente capitán respondió que si, que de inmediato. Cobarde y mentiroso, porque nunca regresó al buque.
Cierto es que para saber como va a comportarse una persona ante una situación extrema, la única y verdadera forma de saberlo es pasarla, pero yo me pregunto algo, ¿Si alguien va a ser el responsable de la vida de tanta gente no hay alguna forma de comprobar que el individuo en cuestión cuenta con los valores éticos mínimos?
“Costa Concordia” Un viaje que prometía ser el sueño cumplido para muchos de los pasajeros hoy se ha convertido en la pesadilla de las mil incógnitas, y todo gracias a el capitán cobarde.