Facultad de Medicina, UdeC

“La dosis de sodio que requiere el cuerpo es de 300 miligramos aproximadamente, algo difícil de medir para el consumo diario, ya que para nuestros hogares es común comprar un kilo de sal que contiene un millón de miligramos de sodio.

¿Cómo lo dosificamos para el sano consumo diario?”, planteó el especialista en medicina interna Jacinto Olivera Orozco, quien participó en las conferencias de la XVIII Semana del Médico “Emilio Prieto Díaz Chávez” de la Facultad de Medicina, que se realizan en el Paraninfo Universitario.

Asimismo, expuso las cantidades de sodio a las que tenemos acceso en una panorámica nacional, donde la hipertensión arterial es una enfermedad que afecta al 40 por ciento de la población.

Estas conferencias ofrecen los temas más relevantes y actuales de la medicina en México. El médico abordó el tema de la Hipertensión Arterial Sistémica (HAS) y resaltó que los síntomas que presentan las personas que consumen exceso de sodio son: inquietud, sed y comportamientos irritables; “aunque parecen inespecíficos, sí se pueden detectar”, aclaró.

“Si a estas personas les retiran la sal de su consumo, empiezan a manifestar angustia e inquietud”, agregó.

El consumo de la sal está íntimamente ligado a la industria de los alimentos, pues los que contienen sodio se consumen más por la gente. Agregó que existe, documentada en investigaciones, la adicción a la sal tal como sucede con el tabaco y el alcohol.

Olivera Orozco dijo que la Asociación Americana del Corazón propone la dieta de los 21 días, en la cual cada siete días se eliminan alimentos que contienen altas concentraciones de sodio con el fin de erradicar la sal del consumo del paciente, así como eliminar la adicción orgánica y emocional a este aditivo.

En su ponencia, dirigida al alumnado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, recomendó revisar las etiquetas con información nutricional al reverso de los alimentos, cuidar el consumo de sal y cambiar la alimentación a una de productos naturales.

Finalmente, sugirió poner etiquetas rojas a los productos con exceso de sodio, amarillas a los alimentos con cantidades moderadas y verdes a los libres de sodio o por debajo de los 700 miligramos.