11 de octubre de 2013 20:00:00 horas

*El académico de la Universidad Iberoamericana compartió en conferencia sus aprendizajes a lo largo de 40 años en el campo de la antropología, con estudiantes y profesores de la Facultad de Letras y Comunicación.

**“La literatura que revisan los académicos no debe reducirse a una interpretación, sino asociarse con el trabajo de campo, pues de lo contrario se crearán sesgos en la investigación”, destacó el investigador.

David Robichaux considera que la investigación se debería realizar de manera inversa; es decir; primero estar en contacto con el objeto de estudio, forjarse un amplio conocimiento sobre ello para entender la situación, y después plantearse las estrategias que traten de entender el problema.

Esto lo expresó durante la conferencia “De la ingenuidad y el aprendizaje: reflexiones sobre 40 años de trabajo de campo en antropología”, organizada por la Facultad de Letras y Comunicación y el Centro Universitario de Investigaciones Sociales (CUIS).

Y es que para el antropólogo social, las investigaciones no nacen detrás de un escritorio o con un amplio marco teórico, sino en el campo. Robichaux realizó un símil de aquellos investigadores que se niegan a abandonar el método tradicional de la investigación con las personas que se resisten aceptar que las cosas cambian.

“No siempre se debe guiar por la tradición, como reglas que nunca cambian; tenemos que aceptar que las situaciones van a cambiar con o sin nosotros” dijo el investigador.

Durante su experiencia de casi cuarenta años como investigador, dijo ante el público de jóvenes universitarios e investigadores de la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom) y del Centro Universitario de Ciencias Sociales (CUIS), “me he dado cuenta que como investigadores sociales a veces nos preocupa más un problema en concreto y recoger ciertos aspectos, pero nos olvidamos de la cultura de las personas”.

Además, señaló que la literatura que revisan los académicos no debe reducirse a una interpretación, sino asociarse con el trabajo de campo, pues de lo contrario se crearán sesgos en la investigación. Uno de sus maestros, recordó, le decía que “la investigación se hace mediante el trabajo participante; además, tenía claro que las entrevistas no servían de nada, porque el entrevistador siempre puede manipular al entrevistado para que diga lo que quiere”.

Respecto al impacto que deben tener las investigaciones en la sociedad, mencionó que debido a que éstas se desarrollan en contextos específicos pueden resultar atractivas y herramientas poderosas; sin embargo. “su utilidad será determinada por su capacidad y conocimiento original sobre la sociedad en la que vivimos, mientras que su responsabilidad social debe responder a cuestiones inmediatas”.