*El fundador del programa Cultura de la U de Colima narró que a finales de los ochenta la universidad tenía un gran impacto en la sociedad y establecía contactos con otros países. Sin embargo, esta situación contrastaba con las condiciones económicas y sociales del estado. Jesús Galindo, antropólogo de la Universidad Benemérita Autónoma de Puebla, en la conferencia “Ingeniería social e interdisciplinaria. La ingeniería en Comunicación Social como nuevo horizonte constructivo de las ciencias sociales”, expuso, entre otros aspectos, que la situación entre investigadores y funcionarios de gobierno no ha cambiado mucho desde que trabajó aquí a finales de la década de los ochenta. “A finales del siglo XX –contó– me sentía en una película de Pedro Infante o el ‘Indio’ Fernández; las mujeres aún usaban trenza y crinolina. Un amigo, historiador social, encontró que el español más apegado a la época de la Colonia, en su forma gramatical y léxica, es precisamente el de Colima. Descubrimos entonces que somos una isla cultural, porque después de la Revolución todo México ha cambiado y aquí no pasa nada”. El fundador del programa Cultura de la Universidad de Colima, narró que durante esa época la universidad tenía un gran impacto en la sociedad y establecía contactos con otros países. Sin embargo, esta situación contrastaba con las condiciones económicas y sociales del estado. Jesús Galindo Cáceres dijo que, durante el tiempo que trabajó en nuestra casa de estudios, todavía no era común estudiar una licenciatura en Colima. Recordó que, en una de sus investigaciones, se dio cuenta de que las jóvenes cursaban una carrera sólo por el hecho de estudiar, es decir, no importaba la vocación. Además, vivían en condiciones de pobreza y violencia intrafamiliar. Sus investigaciones reportaban que en Colima no había políticas públicas adecuadas para la sociedad, por lo tanto, la gente vivía con escasos valores ciudadanos y civiles. El antropólogo se preguntó entonces qué función tenían la Universidad y el gobierno si desconocían el modus vivendi del común de las familias. Las incipientes políticas de internacionalización se enfrentaban al hecho de que Colima no era un territorio bajo los modelos de la modernidad. No había comunicación entre los investigadores y el gobierno; sólo había un partido político (PRI) cuyos miembros desconfiaban de los académicos foráneos, pues aquéllos no contaban con el conocimiento básico para intercambiar ideas sobre cómo articular un estado moderno, a la vanguardia. “Fracasamos, realmente no pudimos hacer nada”, confiesa el escritor del libro “Yo Soy 132. La Primera Erupción Visible”. Jesús Galindo consideró que la situación sigue siendo la misma para los investigadores en pleno siglo XXI, pues los tomadores de decisiones no los escuchan, a pesar de que la información que generan impacta directamente a la sociedad. |