*La sociedad y los críticos le han dado más valor a la relación tormentosa que sostuvo con Octavio Paz; eso ha eclipsado mucho su producción, pero en realidad se trata de una autora prolífica con una gran habilidad para jugar con varios panoramas al mismo tiempo, dijo.

“La obra de arte literaria es un mundo, un producto multifacético y puede ser entendida a través de dos vertientes: como creación y como objeto de estudio sistemático”, señaló Jesús Leticia Mendoza en su conferencia: “Perspectivas en el mundo literario”, que ofreció en el marco del XI Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura: “Costas, cumbres y costumbres”, organizado por la Facultad de Letras y Comunicación.

Durante su exposición, Jesús Leticia se enfocó en la obra literaria “La culpa es de los tlaxcaltecas”, de Elena Garro, la cual tiene dos panoramas de acción, entretejiendo dos historias al mismo tiempo: una ocurre en la época actual y otra durante la Conquista, pero de alguna manera las dos historias son gemelas o están relacionadas con silogismos muy claros, dijo.

“Antes debemos comprender que todo texto tiene vida, y una vez que se publica ya no es del autor, sino de quien lo lee. A esa persona se le ofrece una nueva interpretación. ‘La culpa es de los tlaxcaltecas’ revela parte de la psicología de su autora, quien en repetidos momentos de su vida se vio inmersa en problemáticas muy álgidas”, comentó.

La sociedad y los críticos le han dado más valor a la relación tormentosa que Elena Garro sostuvo con Octavio Paz; eso ha eclipsado mucho su obra, pero en realidad se trata de una autora prolífica con una gran habilidad para jugar con varios panoramas al mismo tiempo.

En “La culpa es de los tlaxcaltecas” se conjugan factores históricos, psicológicos, narrativos y, por ende, se ofrece como una obra muy completa que puede ser analizada desde diversas teorías literarias: “La feminista consideraría la situación de la mujer en el México Prehispánico, mientras que la marxista se enfoca en que la literatura es un fenómeno histórico sobre la lucha de clases…”.

Es posible leer la serie de complejos derivados por la conquista en la psique social, comentó. También, añadió, se trasluce el estado emocional de la autora, pues juega con la posibilidad de transformarse en sus propios personajes.

Esta propuesta pertenece al teórico Enrique Anderson Imbert, es decir, que los autores siempre dejan algo de sí mismos en sus creaciones, como un espejo, concluyó la catedrática de la Facultad de Letras y Comunicación.